Se te nota, Beatriz, lo de la suavidad.Veo relatos que no imaginaríais. Abrazos
Un gusto conocerte.Besos desde el aire
Estaba escuchando "Killing me softly" cuando me llegó la orden: retrátese en dos líneas. Beso recibido, Rosa. Abrazo compartido, Ana.
Tú eres una escritora de las auténticas, pues. De las que cuando no escriben con las manos, lo hacen todo el tiempo con los ojos. Preciosos, por cierto.Un abrazo, BeatrizAA (o era BeaAA?)
Hola, Beatriz. Un gusto conocerte.
Beatriz, un placer verte de nuevo. Suavemente. Un abrazo grande
Miguelángel, te debo una :-)Tengo ganas de leeros, Sara y Elena.
Y aparte de dejarte llevar me parece que no se te escapa nada para poder contarlo.Besitos
Dejarse llevar: la puerta hacia la inspiración. Que fácil parece y que difícil es.Besos.
Se me ocurren cien adjetivos, además de atónitos, para tus ojos, Beatriz.
Ahora os saludo desde el recuerdo de un encuentro real. Elysa, Esperanza y Víctor: dejamos de ser nombres y somos ya personas.
Se te nota, Beatriz, lo de la suavidad.
ResponderEliminarVeo relatos que no imaginaríais.
Abrazos
Un gusto conocerte.
ResponderEliminarBesos desde el aire
Estaba escuchando "Killing me softly" cuando me llegó la orden: retrátese en dos líneas.
ResponderEliminarBeso recibido, Rosa.
Abrazo compartido, Ana.
Tú eres una escritora de las auténticas, pues. De las que cuando no escriben con las manos, lo hacen todo el tiempo con los ojos. Preciosos, por cierto.
ResponderEliminarUn abrazo, BeatrizAA (o era BeaAA?)
Hola, Beatriz. Un gusto conocerte.
ResponderEliminarBeatriz, un placer verte de nuevo. Suavemente.
ResponderEliminarUn abrazo grande
Miguelángel, te debo una :-)
ResponderEliminarTengo ganas de leeros, Sara y Elena.
Y aparte de dejarte llevar me parece que no se te escapa nada para poder contarlo.
ResponderEliminarBesitos
Dejarse llevar: la puerta hacia la inspiración. Que fácil parece y que difícil es.
ResponderEliminarBesos.
Se me ocurren cien adjetivos, además de atónitos, para tus ojos, Beatriz.
ResponderEliminarAhora os saludo desde el recuerdo de un encuentro real. Elysa, Esperanza y Víctor: dejamos de ser nombres y somos ya personas.
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