Los
relatos seleccionados de Sara para la antología son: De pozos y niñas y Reencuentro.
Para remontarme al principio diré que nací en Madrid en 1974 y que tenía
unos cuatro o cinco años cuando decidí que yo quería ser escritora. Por aquel
entonces devoraba todos los cuentos que caían en mis manos así que me hice una
experta en soñar despierta con princesas, dragones o niños que trepaban por
enormes plantas de judías. El tiempo fue pasando y por el camino me fueron
acompañando los diarios ñoños de la adolescencia, luego las poesías inspiradas
por el desamor y la angustia vital, incluso los ambiciosos proyectos de novelas
que nunca pasaban del primer capítulo. Entretanto mi vida discurría según la
senda marcada: terminé el colegio y después el instituto. En la universidad me
dejé embaucar por los que me aconsejaron anteponer algo “con salidas” antes que
la vocación y renuncié a matricularme en Filología Hispánica. Eso sí,
estudié Biblioteconomía y Documentación porque siempre adoraré los libros, y
más tarde, la licenciatura en Periodismo, que hice porque sí, porque me gustaba
escribir.
Una noche de invierno encontré al hombre más importante de mi vida y
padre de mis dos hijas. Compañero de aventuras y persona de gran valor, como
hombre y como escritor también. Fue él el que hace unos años me empujó a abrir
mi blog Palabras preci(o)sas
y a publicar todo lo que tenía acumulado en mis viejos cuadernos. Me
aficioné al género del microrrelato, que dada mi escasez de tiempo actual, es
en el que mejor me muevo. Mis micros han salido publicados en algunas revistas
literarias modestas y en el libro Amarrar
el sol (Escuela de Escritores, 2012).
Ahora trabajo en la Biblioteca Nacional, la casa de los libros por
excelencia. Estoy rodeada de ellos por todas partes, y cuando llego a casa a
menudo juego con mis hijas a inventarnos fantasías. Algunas incluso se
convierten en cuentos escritos. Creo que les estoy inoculando sin darme cuenta
el veneno de la escritura…
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