Los relatos seleccionados de Manuel son: La papelera y La perfección.
Nací en Écija
(Sevilla), en febrero de 1971 y siempre quise ser un hombre de letras. Y como
no me gustan los pagos a plazos, me puse a escribir para ser, como decía mi
abuelo, "más que hombre de letras, hombre de palabra". Empecé en la
tele como guionista pero nunca llegamos a gustarnos del todo, así que me fui
por el ámbito teórico y me licencié como filólogo hispánico. Queriendo conocer
mundo, me fui especializando en el español como lengua extranjera y, mientras
daba clases de español a extranjeros en la Universidad Complutense de Madrid,
en el 2002 me escapé a Bulgaria, donde ejercí de profesor en Silistra, lugar en
el que fui periodista con mi columna cirílica "Desde la sonrisa
mellada" en el "Uchpej". Más tarde me marché a enseñar a los
EE.UU. y en Oberlin (Ohio) descubrí que Norteamérica es un inmenso lugar para
perderse y encontrarse. Finalmente, soy profesor de Lengua castellana y
literatura en un instituto público con adolescentes madrileños, extranjeros de
su propio idioma. En huecos, también he podido escribir las novelas para
extranjeros "A los muertos no les gusta la fotografía" y "Los
fantasmas del palacio de Linares" (editorial Edinumen), así como coordinar
la colección de "Enigma y misterio" para la misma editorial. Los
microrrelatos y la caza de Intervalos han
sido producto de la necesidad: desde hace cuatro años compagino todo esto con
ser papade, es decir,
he dejado de ser yo para ser el padre de dos aspirantes a humanos y, dado el
tiempo que les dedico, ambos géneros me permiten seguir en contacto con la
creatividad. Iniciada la quinta década de mi existencia, de un modo u otro, las
letras siguen en mí y puedo afirmar orgulloso que, como quería mi abuelo, sí
soy hombre de palabra, aunque sea una: Manuel.
Y de buena palabra, sin duda.
ResponderEliminarJo, me has sorprendido un montón... ¡¡qué vida!!
Un abrazo
Desde luego, no puedes decir que tu vida haya sido un intervalo...
ResponderEliminarBesos desde el aire